La nueva versión de la Roma

Roma no se hizo en un día. De la AS Roma podemos decir que sí se ha re-hecho en una noche: la del pasado martes. Los tres goles al Chelsea acabaron de un plumazo con las polémicas y los problemas de este inicio de temporada, transformaron a Vucinic de delanterucho difuso a killer del área y le permiten a Spalletti tomar aliento. Las protestas de los aficionados, las agresiones, el apedreamiento del autobús del equipo y las pancartas ofensivas en Trigoria son agua pasada. El pasado jueves, en su vuelta a los entrenamientos, un gran cartel decía "Gracias, chicos. Volvemos a empezar".

Y volverán a empezar sabiendo que esta Roma es otra: la victoria contra el todopoderoso Chelsea llegó gracias a un cambio de sistema de juego. Spalletti se la jugó con un cambio drástico, arriesgándose demasiado contra el rival, a priori, menos propicio, y salió ganando. El técnico toscano volvió a jugar con el 4-3-1-2 que tantos éxitos le ha dado a él y a la Roma, con cuatro centrocampistas, nadie en la posición natural de las bandas y Totti y Vucinic arriba, más juntos. Hay veces que, casi con los mismo jugadores, cambiar las piezas de sitio sirve para solucionar un problema. Con este nuevo sistema, Spalletti parece haber resuelto los problemas que se le habían planteado esta temporada. Con un centrocampista más (Brighi), la defensa y el sistema defensivo del equipo están mejor cubiertos, y al mismo tiempo le da a Pizarro la libertad de descolgarse más. El pasado lunes, aquí mismo destacábamos, que para cubir las carencias de la defensa a la hora de salir con el balón, el chileno tenía que retrasar su posición para iniciar la jugada, perdiendo así su aporte a la conclusión de la ofensiva. El que más ha notado este cambio y ha obtenido mayor beneficio ha sido, sin duda, Mirko Vucinic, que disipó las dudas que pudiese tener su técnico con dos goles.

Tres temporadas después de la 'imposición' del 4-2-3-1 con Totti como único punta y Perrotta por detrás, Spalletti cambia de fórmula para conseguir el mismo éxito. Ya sin Giuly ni Mancini, con Taddei que parece haber vendido su alma al mayor enemigo del fútbol brasileño y Menez en el famoso proceso de aclimatación, Spalletti ha dejado de crear el juego por los extremos y los ha sustituido por volantes, como Pizarro, Brighi, Perrotta y De Rossi. Un cambio táctico que le ha dado mayor equilibrio al equipo y la posibilidad de manejar mejor los partidos, además de expolear a unos jugadores habituados a jugar con bandas. Motivarles, con innovaciones, con nuevos retos personales, ha sido un decisión acertada y demuestra, una vez más, la gran valía de Spalletti como entrenador.

Además de todo, el jugar con cuatro centrocampistas sin bandas, podría darle un nuevo valor a los fichajes que hijo la Roma este verano. Con este nuevo esquema de juego, la Roma podría aprovechar más a Baptista, siendo uno de los dos hombres más adelantado, sin tener que jugar sólo en la punta (algo que no sabe hacer por sus características) o volcado en la banda derecha. Otra de las ventajas que puede otorgar este cambio es la improvisación. A parte de los volantes Brighi, De Rossi, Perrotta, Pizarro y Aquilani, en la plantilla están Taddei y Menez, que están en condiciones de ser una variante sorpresiva en ciertos partidos. No es que en Roma estén entusiasmados, pero sí algo más tranquilos y, por qué no, ilusionados. La Roma, en otra versión, ha vuelto.