El Chelsea que el martes vimos debutar en la Champions merece una reflexión a parte. Decir que su actuación fue sorprendente no sólo no sería cierto, si no que sería una falacia. Desde el alejamiento del acomodamiento y el practicismo de Mourinho, el Chelsea es otro. La inseguridad de un israelí desacostumbrado le impidió completar la metamorfosis a tiempo para encumbrarse en Europa. Obviamente, el fútbol es algo que hay que morder y en cada boca deja un sabor, pero el tiempo ha descubierto que el experto degustador había perdido su arma de trabajo. Tras cinco años de un aumento exponencial del orgullo de vestir el color blue de Stamford Bridge, dos ligas consecutivas, una FA Cup, dos Carlings, dos semifinales de Champions, un subcampeonato europeo y un crecimiento futbolístico sin parangón en Europa (y que ningún jeque podrá igualar con sus caprichos), los métodos de Mourinho se volvieron contra él y contra el equipo. Resumidamente, podríamos decir que el Chelsea había perdido los fundamentos tácticos y técnicos básicos y se había olvidado de competir por la facilidad de su juego.
Ahora el Chelsea es completamente otro. Evidentemente, la afición del Chelsea sólo puede tener palabras de agradecimiento para Mourinho, el personaje más importante hasta el momento en la historia del club. El único capaz de sacar al equipo del atolladero y ponerlo en la primer línea mundial. El relevo que ha tomado Scolari, que habla el mismo idioma (dentro y fuera del campo), porta implícitas todas las rectificaciones a los errores de Mourinho. Desde el primer partido, Scolari le pidió el todo a sus jugadores. No relajarse nunca. No perder nunca la tensión. Ni la concentración. Buscar siempre el balón y hacer siempre algo con él. Algo plausible y lógico cuando entrenas a gente como Lampard, Deco, Ballack o Joe Cole. Ellos, que llevan el fútbol en el ADN lo entendieron y aceptaron el reto.
Así el Chelsea se ha convertido en una máquina imparable. En un rayo azul. Tods defienden, todos atacan. El Chelsea de Scolari es el mejor exponente del fútbol total desde la Holanda de Michels. Han sabido sobreponerse a la importantísima ausencia de Essien, descubriendo la espectacularidad de Mikel, que aterrizó en Londres como goleador y se ha convertido en un ancla espectacular. Contra el Girondins se sacaron jugadas de la manga capaz de hacer aparecer lágrimas en los ojos de algún que otro aficionado. De erizar los vellos de casi todos. Especialmente una combinación entre Deco, Anelka y Malouda, que el extremo estrelló en el poste. Fue la encarnación del olvida de la final de Moscú. Los fantasmas han desaparecido y todos han sabido empezar de cero. En 2003 nadie podía imaginar que el Chelsea hoy estaría en la posición que ocupa. Que en 2009 vemos al mejor Chelsea de la historia. Y que posiblemente sea el mejor equipo de la actualidad.
Ahora el Chelsea es completamente otro. Evidentemente, la afición del Chelsea sólo puede tener palabras de agradecimiento para Mourinho, el personaje más importante hasta el momento en la historia del club. El único capaz de sacar al equipo del atolladero y ponerlo en la primer línea mundial. El relevo que ha tomado Scolari, que habla el mismo idioma (dentro y fuera del campo), porta implícitas todas las rectificaciones a los errores de Mourinho. Desde el primer partido, Scolari le pidió el todo a sus jugadores. No relajarse nunca. No perder nunca la tensión. Ni la concentración. Buscar siempre el balón y hacer siempre algo con él. Algo plausible y lógico cuando entrenas a gente como Lampard, Deco, Ballack o Joe Cole. Ellos, que llevan el fútbol en el ADN lo entendieron y aceptaron el reto.
Así el Chelsea se ha convertido en una máquina imparable. En un rayo azul. Tods defienden, todos atacan. El Chelsea de Scolari es el mejor exponente del fútbol total desde la Holanda de Michels. Han sabido sobreponerse a la importantísima ausencia de Essien, descubriendo la espectacularidad de Mikel, que aterrizó en Londres como goleador y se ha convertido en un ancla espectacular. Contra el Girondins se sacaron jugadas de la manga capaz de hacer aparecer lágrimas en los ojos de algún que otro aficionado. De erizar los vellos de casi todos. Especialmente una combinación entre Deco, Anelka y Malouda, que el extremo estrelló en el poste. Fue la encarnación del olvida de la final de Moscú. Los fantasmas han desaparecido y todos han sabido empezar de cero. En 2003 nadie podía imaginar que el Chelsea hoy estaría en la posición que ocupa. Que en 2009 vemos al mejor Chelsea de la historia. Y que posiblemente sea el mejor equipo de la actualidad.
3 comentarios:
Me está sorprendiendo el gran nivel de este Chelsea de Filipao, Cristian.
Pero creo que te has dejado llevar, algo, por la pasión. Aún es pronto para sacar afirmaciones tan categóricas.
Pienso que la estabilidad que da saber a Lampard que se retirará en el club es bueno para él y para el equipo. Bosinwa ha aportado estabilidad y profundidad a una posición de muchos vaivenes, sin un jugador que destacara en exceso. Deco vuelve por sus fueros. Anelka está a gusto y Malouda parece estar ya adaptado a la Premier.
Un abrazo, amigo.
Pues a mí sí me sorprendió el partido contra el Girondins. Sabiendo que los de Burdeos son un buen equipo, no me esperaba que el Chelsea les fuera a dar semejante baño.
Desde luego, en la actualidad es el equipo más en forma, pero a día de hoy, las comparaciones son altamente exageradas. Ya habrá tiempo para ir calificando el proyecto más perfecto de la era Abramovich.
Un saludo
A mí me parece que el mejor Chelsea es el del 2003-04 con Ranieri: un equipo que destrozaba con pressing y un vértigo sin importar la cancha en que juegue pero que un error de Desailly lo dejó fuera de la final cuando lo merecía más que el Porto mourinhesco... Dante dmateojfc@yahoo.com
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