miércoles, 28 de noviembre de 2007

Salarios

Pésimo ejemplo en el fútbol

Estos últimos días de mi estancia en el hospital podía leer un artículo de la Gazzetta dello Sport donde se hablaba de los salarios de los futbolistas más famosos del mundo. No es por que sea hipócrita, ni mucho menos es que tenga un sentimiento de envidia rencorosa para considerar estúpidas y escandalosas las cifras en las que se maneja el ¿fútbol? actual. Un tratamiento económico de este tipo a jóvenes que no pasan de los 35 es, para mí, absolutamente excesivo, sopesándolo en dos aspectos.
El primero es que en el empeño por acaparar a los mejores jugadores (o a los jugadores que teóricamente están entre los mejores, porque queda por demostrar su adaptabilidad a la ciudad y al nuevo equipo al que van), todos los clubes, sin excepción alguna, se condenan a concluir en pasivo (vamos, en números rojos) sus balances. Este déficit endémico deja no sólo la gestión, sino el futuro de un club pendiendo de un hilo, imponiendo cada vez más a menudo cambios de accionistas, nuevos socios, dueños, capitales extranjeros y que provoca no muy raramente problemas en los clubes más grandes y gloriosos de otras épocas o de la actualidad.
La segunda consideración que hago que deja una sombra nada agradable sobre los salarios suntuosos, es de carácter social, donde no se aplican a la crisis que está pasando la economía del mundo entero. El mundo vive un periodo delicadísimo de transición sobretodo en el mercado del trabajo, y está llamado a afrontar un problema gigantesco como es la inmigración descontrolada en los países más industrializados de Occidente. Jóvenes condenados a una larga y dolorosa precariedad e inmensas multitudes vagando en un penoso peregrinaje a través de desiertos y océanos. Dicho esto, una ostentación así se convierte en una especie de burla vergonzosa, ofensiva tanto para la moral religiosa como para la laica.
Federaciones, Ligas y clubes tendrían que preguntarse que está pasando y buscar la forma más eficaz de establecer un tope de precio mundial que garantice las operaciones a los ingresos reales de los clubes, más allá de buscar solucionar sólo la manera de erradicar la violencia en los estadios. Y en este último aspecto me gustaría destacar las iniciativas de algunos clubes italianos como Roma, Atalanta o Inter de cerrar las puertas de su estadio a los violentos y abrirlas de par en par y gratuitamente a todos los jóvenes menores de 14 años, que con su entusiasmo seguro transformaran el negro ambiente que envuelve a los graderíos ocupados por los ultras en una cita con la alegría y la ilusión y un prometedor encuentro con el futuro del fútbol.
Todos nosotros hemos tenido nuestro bautismo en los estadios del fútbol cuando eramos unos niños y henchidos de felicidad acompañabamos a nuestro padre a la pila bautismal de los graderíos y los cánticos, un momento, ese, que gane o pierda tu equipo, siempre es feliz. Ahora que nadie piense que me ha dado un ataque de bondad o hipocresia, o que mi sufrimiento en la enfermedad me ha hablandado para llegar a decir tonterias. No, no es así. Sé perfectamente que la vida es muy dura lucha permanente y que hablando de fútbol, el entusiasmo que genera le ha hecho iniciar una catársis sin final aparente ni predecible. Pero si pienso en un Hampden Park revosante cada semana, o un San Paolo lleno hasta la bandera en Serie D, me confirmo en mi convencimiento de que se puede jugar a fútbol o simplemente afrontar la vida sin violencia y sin tanto dinero.

6 comentarios:

Pablo Malagón dijo...

La mediatización del fútbol es una bola de nieve que entre todos hemos ido haciendo más y más grande. No sé si tu artículo tiene algo de resquemor respecto a las declaraciones cruzadas entre plantilla y "presidencia" de la Real Sociedad en torno a la congelación de los salarios. De ser así, el futbolista tiene dos vertientes, la humana y la egoísta. Como valor moral, un jugador no es un empleado cualquiera pues se debe al sentimiento de miles de personas. Como valor económico, cada persona tiene derecho a solicitar lo que ha firmado en su contrato.

En el fútbol global, cada día exigimos más y cuanto más tenemos más queremos. El fútbol se convierte en un negocio en el que nosotros consumimos y las estrellas se llevan el dinero. Cuando el rendimiento es óptimo a nadie le reprochan la cifra de su cuenta corriente, otra cosa es borrarse de un partido por "fatiga" cobrando 5 millones de euros anuales y teniendo detrás la admiración y el sentimiento de millones de personas. Eso sí tiene delito.

Gran reflexión, crack. No sabía que habías estado enfermo. Espero que ya haya pasado todo y hayas regresado completamente recuperado.

Un saludo.

Ernst dijo...

Ayer volvió a meter un gol creo jeje. Claro ejemplo de como el futbol cada dia lo mueve más el dinero.

Saludos.

Andrés Romero dijo...

En el salario de los futbolistas, bien cabría preguntarse si son lógicos. De acuerdo que generan, pero no sé yo si tanto como para ganar lo que ganan.


Un abrazo.

Rubén dijo...

Los futbolistas generan espectáculo y diversión (no el Madrid, que me genera naúseas y mala ostia). Los que generan de verdad son los mineros y currantes de todo tipo, que son los verdaderos artífices de que el mundo pueda seguir adelante (coño, qué filósofo parezco, jaja).

Sobre el dinero, sólo decirte amigo, que está destruyendo el fútbol y que en poco tiempo y Dios no lo quiera, va a terminar con nuestro deporte. Los equipos que no tengan dinero, desaparecerán y sólo quedarán aquellos que puedan sobervivir económicamente.

El mejor ejemplo, la Real. Antes, cuando el dinero no importaba tanto, los txuri-urdin estábamos en la élite. Con el tiempo, hemos ido perdiendo potencia y mira dónde estamos ahora.
Poco a poco, va a pasar con mucho equipos más, aunque espero que no.

Un abrazo y me alegro que ya estés bien!
AGUR!!!

Garrincha dijo...

Es un debate complicado, largo y con varias vertientes. Los futbolistas y clubes que mueven/ganan/generan mucho dinero son pocos. En España, unos 50 clubes si sumamos a los primeras, los segundas y algunos de 2ª B, son los que pagan de puta madre, muy bien, bien o decentemente al menos, según los casos. Pero de ahí para abajo, hay una inmensa mayoría que no, algo que pasa en casi todo el mundo. Si consideramos que más ricas que la española solo son la inglesa, italiana y alemana, la media de clubes que pueden mover un buen capital en el mundo desciende considerablemente. Por tanto, son poquísimos los clubes que manejan grandes cantidades. Partiendo de esto, no todos los jugadores de estos clubes tienen sueldos astronómicos, ni tampoco sensacionales ni buenos, solo una minoría, por lo que el círculo sigue achicándose.

Todo el rollo anterior viene porque hay mucha gente que relaciona al futbolista con ser millonario, y eso me jode. No por ser actor, por ejemplo, vas a ser también millonario. Pero suelen meterlos a todos en el mismo saco. Igual me he desviado un poco del tema, pero quería soltar eso.

En el fondo, yo veo el problema no en lo que se paga a los futbolistas, sino en las barbaridades que mueve el fútbol. Tomando como ejemplo a Beckham, este podía generar para el Madrid 50 millones de € por temporada (venta de camisetas y entradas, giras, contratos publicitarios…), pero cobraba 6, que no es poco. Las ganancias del jugador son obscenas, pero comprensibles viendo lo que su club ganaba gracias a él.

De todos modos, y con esto no pretendo defender al fútbol, en USA los jugadores de la liga de béisbol, la NBA o la NFL dejan en miseria lo que puede cobrar cualquier futbolista.

Un saludo y que alegría tu vuelta !!!

Anónimo dijo...

Joder que filosofico te has vuelto...

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Christian Castellanos Lijó, administrador de Curva Bianconera.