Ronaldinho

¿Qué hacer con él?

Hace ya tiempo que el Gaucho no es él. No sabemos si ya es un nuevo estado permamente, si obedece a su vida desordenada o es fruto de un acomodamiento que parece tan claro como molesto.

Un crack que siempre buscaba lo bonito, que siempre quería encarar, que ansiaba adelantar la jugada, que, como han dicho muchos, gustaba de humillar a los rivales, ha desaparecido. Ahora busca el pase en corto o en lateral, no se sabe nada de sus desmarques y no queda ni rastro de sus regates. Sólo las faltas mantienen con vida, agonizando, a Ronaldinho.

Con la canarinha el espectáculo es mucho más grotesco por todo lo que significa lucir la elástica amarilla de Brasil. Lento, caminante, alejado de las jugadas, parece un ex jugador si no fuese porque lleva un 10 verde sobre un fondo amarillo y comparte cancha con futbolistas como Kaká y Robinho.

Y cuando Ronaldinho pierde el regate y se aleja de las medianías del área, se vuelve un jugador ordinario, porque desde el medio campo, ve la jugada tarde, fácil y mal.

Desde que perdió la explosividad en sus piernas, no se va de nadie, y esa frustración le fue retrasando en el césped. Lo que era un jugador de otra galaxia se convirtió en un jugador insulso, carente de toda reacción y huerfano de compromiso.

Como consecuencia de esta descomposición evidente, Ronaldinho ha ido perdiendo el tesoro más preciado para cualquier futbolista: el respeto de la gente. Cuando él tiene la pelota el estadio se llena de una mezcla de murmullos y silbidos realmente hirientes que merman aún más las posibilidades del brasileño.

Y aquí, en medio de todo, está el Barça. Con la duda trascendental y que puede marcar una época en la historia del fútbol de vender o no vender al otrora crack brasileño. Ya no les queda ni la justificación autoinflijida de la venta de camisetas (Messi y Henry venden más). Su juego ya no es ni una sombra borrosa de su pasado no tan lejano y su influencia en el vestuario (ovejas negras de por medio) parece no ser la más favorable al grupo.

El Barça debe venderlo, darle las gracias, hacer caja y limpiar el vestuario si no quiere que todo le estalle en las manos y pasarse otro año viend como el rival se pavonea ante ellos. Entregar definitivamente los galones a Leo Messi, mientras surge un crack mundial como Bojan, y escapar, ahora que está a tiempo, de la tormenta que se avecina.

No sé si Ronaldinho volverá a ser el que era. Pero sí intuyo que para que el Barça vuelva a ser el Barça, el equipo al que Ronaldinho volvió a convertir en ganador, lo mejor es venderle.

Un año juntos

Y quién me lo iba a decir a mí. Hace un año, aburrido en casa e invadido por la gripe decidí dar un paso adelante y meterme en el mundo de lo desconocido que para mí representaban los blogs. Me pudieron mis ganas de saber y querer saber más y la búsqueda de compartir mis impresiones, mis sensaciones, dar rienda suelta a mi pasión.

Más y más fútbol empezó de la más absoluta nada, sin nadie que ayudase a pilotar la nave. Han sido 365 días, 255 posts, muchos temas distintos tratados y más de 166000 palabras a las que habéis ayudado a tener sentido. Para mí ha sido un año muy especial. Fuera del qué de la bloggosfera, me quedo con el cómo. Se descubre entre la gente que gasta su tiempo en escribir una gran armonía. Uno empieza este camino con la intención de dar a conocer sus pareceres, pero tras un año me puedo dar cuenta, y no me sonrojo al reconocerlo, que he podido aprender muchísimas cosas. Fuera ya del tema futbolístico, he aprendido, aunque suene a topicazo a ser mejor persona y a pasarlo verdaderamente bien hablando de fútbol (o no). Porque las sensaciones de Piterino, Pablo o Andrés calan hondo. Porque pasar ratos, que se convierten en indescriptibles, con Javi, Guille, Yago, Domingo, Moi, Nico, Edgar, Cristian, Rubén, Angel o Juanjo, enriquecen por obligación. Porque poder saber lo que piensan Urrutia, Silvi, David, Alvaro, Wetto, Hoeman, o la tropa de Fora de joc, entre muchos otros, se ha convertido en mi pasatiempos favorito, un privilegio que divierte más cada día. Por todo esto, esta bitácora y toda la gente que alguna vez ha pasado por aquí se han convertido en prioridades de mi tiempo libre, que gracias a Diós es mucho.

Ahora, 367 días después de empezar con la aventura, de remar contracorriente en mucas ocasiones y sobretodo, después de un año de alegrías personales y alguna que otra penuria futbolística, sólo me queda dar las gracias a todos aquellos, que son muchos más de los que se reflejan ahí arriba, que alguna vez habeis empleado vuestro tiempo en compartir mi pasión en este espacio e incluso en dar vuestro punto de vista. Una año de gracias a todos.