Koeman en Valencia

Las (des)aventuras de Tintín

Si creíamos que habíamos descubierto todas las carencias comprensibles dentro de un equipo encarnadas en el Valencia de Quique Sánchez Flores, estabamos equivocados. Koeman no sólo no ha encontrado el camino al frente de un equipo justito, sino que ha dado al traste con lo poco salvable del equipo.

Cuando el presidentísimo del Valencia decidió prescindir de Quique Flores al final de la novena jornada de Liga, el Valencia era cuarto en la clasificación, con los mismos puntos que el Villarreal, tercero, y a sólo cuatro del líder Real Madrid, con la posibilidad de reducirlos a un único punto en la jornada siguiente, cuando recibían al líder en casa. Hoy, con Ronald Koeman al volante y Brings y Bakero como copilotos, el de Mestalla es un equipo roto, eliminado de la Champions, idem de la UEFA, fuera de las plazas europeas, perdido enmitad de tabla y más cerca del descenso que del primer clasificado.

A todo ello hay que unir que este Valencia no sabe a que juega, ha perdido la identidad, la fortaleza defensiva, el gol y el respeto que imponía a sus rivales en los últimos años. Por perder, ha perdido hasta el apoyo de la afición, que también tiene su parte de culpa en todo lo sucedido. Koeman ha colaborado de manera importante a conseguir semejante panorama. Se ha cargado de un plumazo las cosas pocas buenas que mantenía el equipo y ha conseguido volver locos a unos jugadores que no saben a qué jugar. Las causas son muchas.

Falta de criterio. Koeman no encuentra el camino. Ha realizado excesivos cambios en las alineaciones para cada partido, muchos de ellos difíciles de comprender, lo que ha venido a demostrar, al mismo tiempo, su tremendo desconocimiento de los rivales en particular y del fútbol en general.

Sistema. A su llegada a Valencia, en lugar de confeccionar alineaciones con las que el equipo estuviera arropadito, junto, tratando de evitar fisuras,fuerte, se ha dedicado a experimentar, con el riesgo que ello conlleva. Como si estuviera en pretemporada. Los resultados lo dicen todo.

4-3-3. En los tres últimos partidos frente a Osasuna, Chelsea y Barcelona el técnico valencianista ha mantenido el sistema 4-3-3. En teoría, que no en la práctica, porque sus jugadores están desconcertados, lo que aprovechan los rivales para hacer saltar la táctica por los aires y masacrar al equipo. Koeman, sin embargo, insiste con este sistema, sin detenerse a pensar si es conveniente o no, o si dispone de los futbolistas adecuados para llevarlo a la práctica.

Osadía ante el Barça. Ronald Koeman se atrevió a retar al Barcelona con el 4-3-3, sistema que el conjunto catalán utiliza desde hace años, practica de memoria y del que obtiene excelentes resultados. Y trata de sorprenderlo con Montoro, Albelda y Silva como tridente en la medular y, por delante, el otro formado por Joaquín, Morientes y Arizmendi.

Genera desconcierto. El desconocimiento de Koeman ha hecho que sus futbolistas pierdan el norte. Unos futbolistas que en el campo transmiten sensación de lentitud, cansancio, de bajar los brazos e incluso de falta de actitud. No es el problema real, porque hasta hace bien poco corrían, hacían coberturas, se desdoblaban y llegaban a las jugadas. La incertidumbre originada con los cambios sin sentido del técnico ha hecho que algunos no sepan ni donde están.

Demasiados zurdos. Koeman no se ha cortado a la hora de analizar la plantilla, aireando muchos defectos públicamente. Tras el batacazo ante el Athletic se quejó de que hay demasiados delanteros y demasiados zurdos. Con tantos zurdos, ante el Barcelona colocó a Arizmendi en la banda izquierda y a Joaquín en la derecha. Ambos son diestros. Prescindió de Mata, Gavilán o Vicente, zurdos todos ellos.

Abuso de la cantera. El entrenador del Valencia es incapaz de morderse la lengua, ser discreto y no airear trapos sucios, faltando el respeto a sus jugadores. Uno de sus reiterados anuncios es el de contar con los jóvenes. Una decisión muy adecuada y aplaudible, pero que hay que llevar a la práctica gradualmente y cuando la ocasión es propicia. Echar mano de la juventud cuando pintan bastos es un grave error. Quienes deben sacar al equipo del pozo son los profesionales curtidos y el entrenador, no los chavales.

Balones fuera. Ronald Koeman ha criticado el trabajo del equipo técnico que le precedió. Una actitud poco elegante. Se ha quejado de la preparación física, ha manifestado que hay demasiadas lesiones y que él se encontró con un "equipo roto".

Siente presión. Por ese piquito que Dios le ha dado al holandés han salido muchas perlas en muy poco tiempo. Una de las más llamativas es que siente "excesiva presión". Una barbaridad incomprensible para alguien que ha jugado en el Barça. Debería saber que esta presión (y otras cosas que llegarán en un futuro) entran en el sueldo y que si no las puede soportar, que vaya a un nivel inferior, donde tal vez no existan tantas exigencias.

Soberbia. Ronald Koeman no acepta ni una crítica. En el poco tiempo que lleva en el Turia ya se ha encarado contra toda la prensa. Se muestra desafiante y con escasa humildad a la hora de manifestarse. Su discurso de cabecera: "El equipo estaba roto". La culpa nunca es suya. Koeman debe haberse olvidado de que cobra para arreglarlo.

En la ciudad de las fallas y las naranjas ya han entendido que el apelativo de Tintín sólo se lo tiene ganado por el parecido físico, por nada más. Con las aventuras del personaje de cómic todos nos divertimos. Con las desventuras del Valencia lo mínimo es aburrirse.