EQUIPOS DE ENSUEÑO (IV)

EL MEJOR EQUIPO DE LA HISTORIA

Perfecto a la par que imposible: sólo aquí veremos juntos a Pelé y Maradona

Todo hay que decirlo. Ningún entrenador saldría nunca con este equipo, demasiado ofensivo… Pero como tampoco ningún entrenador tendrá el lujo de reunirlos a todos, porque los jugadores que tenemos en el campo pertenecen a épocas distintas. Muchos de ellos nunca coincidieron sobre un terreno de juego. Pero vamos a aprovecharnos por una vez de que no somos técnicos y dejémonos llevar por la fantasía y probemos a meter sobre un terreno de juego los once jugadores que han caracterizado nuestra historia en el fútbol internacional.
Es evidente que nos encontramos ante un ejercicio con un amplio margen de error (y con un amplísimo abanico de posibilidades) porque el fútbol es técnica, pero también pasión y recuerdo. Olvidemos lo ocurrido en el campo, y vamos a rebuscar en los recuerdos, volviendo a nuestro pasado (para quién haya podido disfrutarlos en directo), a nuestra infancia. Será un equipo lleno de polémica. Si no nos ponemos de acuerdo entre quién es más grande entre Pelé y Maradona, con más jugadores, más difícil. La respuesta a esa pregunta es completamente distinta: un argentino (y un napolitano) siempre dirá que es Maradona, y un brasileño nunca negará el talento de Pelé como el mayor que nunca haya pasado sobre un campo de fútbol. También hay que tener en cuenta que hoy en día es mucho más fácil encontrar imágenes en movimiento de Cruyff que de Di Stefano o de Yashin. Existen equipos que han caracterizado la evolución del fútbol a lo largo de la historia. El Honved, por ejemplo, que entre los años cuarenta y cincuenta contó con los jugadores más espectaculares de aquél momento como Ferenk Puskas o Nándor Hidegkuti. Imposible olvidar también aquél grande Torino que desapareción en Superga y que sentó cátedra en Europa. Por lo que resulta tremendamente complicado hacer un equipo basado en elecciones científicas (también porque la ciencia futbolística es muy inexacta).
Por varias razones resulta inevitable limitar el arco temporal: de la posguerra hasta hoy. Hablamos, aún así, de más de medio siglo.
Aún así, en medio siglo de historia resulta extremadamente difícil seleccionar once nombres organizándolos en una escuadra. Para facilitar un poco la tesitura y deleitar un poco más nuestra memoria, introducimos una novedad que empezó a utilizarse en el Mundial de Alemania : alargar la nómina de jugadores del banquillo hasta los 11 hombres. Obvia y dolorosamente se quedan fuere futbolistas de altísimo nivel. Quizá no se haya reconocido el talento de George Best como merece. Y Nilton Santos, como Djalma también merecería estar. Después gente como Gerd Muller, Rud Krol, Fritz Walter y gente con quizá menos nombre, pero que hubieran encontrado su sitio en un equipo más equilibrado como Overath, Schuster, Neeskens, Moore o Gullit. Tostao no fue ni mucho menos un jugador de segundo plano, tampoco Jairzinho, pero su papel como extremo no resaltó tanto porque antes que él estuvo Garrincha.
En la porteria Gilmar ha ganado dos Mundiales y Zoff es también uno de los más grandes de la historia. Pero no caben todo.
Decisión también muy opinable la del entrnador, Rinus Michuls, que ‘sólamente’ ganó una Eurocopa, pero que con su idea de fútbol total cambió la ídea de ver este deporte.
El Balón de Oro nos dice que podemos considerar a Yashin como el mejor de todos los tiempos, pero también puede resultar una decisión algo defectuosa, porque poco o nada se ha visto de Zamora. Pelé y Maradona son grandes por definición. Di Stefano y Cruyff puede que no nos dieran grandes garantías defensivas, y quizá Platini se tendría que sacrficar dentro de este esquema. Pero hemos metido verdaderos iconos. La cosa, como siempre, está abierta, y todas las opiniones son bienvenidas.

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Guardando los muebles de este verdadero equipo de ensueño, Lev Yashin. La "araña negra" fue el primer (y es el único) portero en recibir un Balón de Oro. El tiempo quizá haya difuminado un poco su recuerdo. Murió el 20 de marzo de 1990, pero siempre viene al recuerdo al hacer un ejercicio como este. Tuvo la mala suerte de vivir en una época con pocas imágenes televisivas y en una Europa dividida por el muro de acero. Dicen que paró 150 penaltis en su carrera y que de los 326 partido que jugó en la liga soviética, 270 los terminó sin encajar ni un gol. Fue un portero de puros reflejos, muy seguro tanto por alto como en las salidas. El área era casa suya. Un partero prácticamente imbatible.

Los jóvenes solemos decir cuando nos preguntan por el mejor lateral derecho del mundo nombres como Cafú, Zanetti o incluso Thuram. Parece incluso lógico. Todos ellos han sido grandísimos jugadores, y el recuerdo de Djalma Santos queda muy lejano, sobretodo para los más jóvenes. Djalma disputó hasta cuatro Mundiales, saliendo de dos vencedor, y está considerado casi por unanimidad como el mejor lateral derecho de la historia del fútbol. Representa todas las cualidades naturales en todo jugador brasileño de su época: Un estilete del fútbol, aunaba a la perfección la sobriedad con el espectáculo. Sus principios le impedían dar nunca un pelotazo. Su control zonal era su sexto sentido, y a pesar de todo, subía por la banda como nadie lo ha hecho hoy en día; con una agilidad de otro planeta, con unas cualidades que poseen sólo unos pocos elegidos. Al lado del brasileño, el líder del Milan de Arrigo Sacchi, Franco Baresi. De él debemos destacar su visión del fútbol, algo de otro planeta, lo que le ayudó a construir desde la defensa todo el juego de un equipo. Baresi era un entrenador dentro del campo. Y poseía unas dotes técnicas inmensas que le permitían incorporarse al ataque con muchísimo peligro. Ganó seis Scudettos y tres Copas de Europa con el Milan, su único club en sus más de 20 años de trayectoria. En la final del campeonato Mundial de USA falló un penalti que le privó a su país del título, pero nadie se lo recriminó, era demasiado bueno. Terminando esta terna defensiva nos encontramos con la elegancia hecha defensa, Gaetano Scirea. De características muy similares a las de Baresi, nadie puede decir con exactitud quién fue mejor. Como defensa era un auténtico muro, leía las jugadas del rival como pocos y su marca defensiva era perfecta. Tuvo que ser la sombra de muchos. Además de esa elegancia, poseía también una facilidad innata para jugar con la pelota, por lo que muchas veces los goles de 'su' Juve empezaban en sus botas. Gaetano Scirea, que murió siendo aún hombre de fútbol en un accidente de tráfico cuando era ojeador de la Juve, fue tan bueno en su puesto que nunca tuvo que ser expulsado.

Como cerebro de este equipo tenemos a Franz Beckenbauer, el Kaiser. Revolucionó la figura del defensa, creando la figura del hombre libre. De Beckenbauer han dicho que "no miraba el balón, sino que lo percibía con el pie". Aún siendo uno de los más grandes jugadores de la historia del fútbol, no le han faltado las críticas. A Beckenbauer le han acusado de ser un "acomodado". Para algunos Beckenbauer fue un medio ofensivo que se puso a jugar atrás. Cuando subía con su cabeza levantada, su elegancia y su imponente superioridad, demostraba su enorme potencial. Posiblemente todo esto sea cierto, pero gracias a ello Beckenbauer nos mostró una nueva forma de jugar al fútbol.

Y una vez plantados los cimientos del equipo, borramos ya la palabra 'defender' y pasamos a la fantasía, a la magia más pura. Ahí, en esa labor encontramos tres medias puntas de calidad excelsa. Comenzamos por monsieur Michel Platini, que marcó una época en la Juventus de Turín. Realmente la marcó en todos los equipos por los que pasó, porque hizco campeones a todos los clubes en los que jugó. Él era el más italiano dentro de Francia y el más francés en Italia. Un futbolista que rebosaba técnica, pases, regates, desmarques y goles. Un auténtico lider tanto dentro como fuera del campo. Un jugador que demostró que se puede ser un campeón sin tener un gran físico; Platini era capaz de decidir un partido, golpeaba la pelota con la derecha, con la izquierda, y con la cabeza, prueba de ello los nueve goles que anotó en la Eurocopa de 1984; 3 con la pierna derecha, 3 con la zurda y 3 con la testa. Formó parte del mítico cuadrado mágico de Francia junto a Giresse, Tigana y Luis Fernández. A la corta edad de 32 años se retiró porque no encontraba placer en lo que hacía, una pena para el único campeón de tres Balones de Oro consecutivos. Cerquita de Le Roi, situamos a Johan Cruyff, uno de los grandes con mayúsculas de la historia del fútbol. Historia viva del Ajax, del Barça y de la selección orange. El líder de la naranja mecánica de Michels, era el dueño absoluto del balón y manejaba los partidos a su antojo, siempre llevando el devenir de la contienda al ritmo que en cada momento favorecía a su equipo. De Cruyff hay que destacar sobre todas las cosas ese cambio de ritmo inedito hasta la época. Capaz de sacar 10 metros de ventaja en una baldosa. Su visión de juego era inigualable, y a pesa de no ser delantero nato, tenía una facilidad asombrosa para marcar goles, lo que le valió una Bota de Oro. Cruyff nunca dejó indiferenta a nadie: o le amas o le odias. Su fuerte carácter le ocasionó algún problema en el fútbol, como ese fichaje extraño por el rival del Ajax, el Feyenoord. Y completando a este vice-tridente tenemos a don Alfredo Di Stefano, protagonista de uno de los traspasos más polémicos de la historia del deporte. Dicen que el mismísimo general Franco intervino para torpedear su fichaje por el Barça y llevarlo al Real Madrid. Sus cinco Copas de Europa con el Madrid hablan prácticamente por sí solas. Alfredo, que jugó con Argentina y con España, inauguró el rol de futbolista total. Fue el primer atacante que salió fuera del area para ganarse la vida: organizaba, robaba y marcaba. Se movía por todo el campo, haciendo girar el equipo a su alrededor. "Di Stéfano era el director de la orquesta, pero también el mejor solista".

Y como puntas de lanza, bueno, podríamos decir sus nombres y callar: Maradona, Pelé y Marco Van Basten. Creo que sobra hablar de Diego Armando Maradona, todos hemos visto lo que es capaz de hacer con un balón. Parecía que él mismo había inventado este deporte. No escondía secretos. " Si yo estoy en una fiesta en casa del presidente de la nación con un esmoquin y me llega una pelota embarrada, la paro con el pecho y lo devuelvo como Dios manda", dijo en una ocasión. Cuando un balón tenía el privilegio de caer en los pies de Maradona sabía que iba a ser protagonista. Maradona les acariciaba, no les pegaba. Se lo cosía al pie, dejaba tirados a uno, dos, tres, a los rivales que hicieran falta, y con un toque exquisito, mostrando su superioridad insultante ponía la bola donde se le antojaba. A Dieguito le encantaba jugar con los contrarios, le encantaba el espectáculo, le gustaba desquiciar al rival para maravilla al público. Único e irrepetible. Un genio física y técnicamente. En ese tridente ubicamos también a Edson Arantes do Nascimento, Pelé, O Rei, en eterna disputa con Maradona por hacerse con el cetro mundial. Durante su carrera siempre fue fiel al Santos, algo que muchos le reprochan, por lo que dicen que nunca se podrá medir su nivel real. Dicen que para triunfar en el fútbol hay que hacerlo en Europa, pero poner en entredicho a Pelé es una ofensa al balompié. Es el auténtico icono de la historia de Brasil, no sólo en el ambito deportivo. Pelé lo tenía todo , calidad, visión, potencia, regate y gol. Sobran las palabras con él. Arriba, como hipotético finalizador, como el encargado de marcar los goles que no marquen los demás, está Marco Van Basten, un jugador que derrochaba elegancia en una posición donde no es nada habitual. La nostalgia aflora al recordar la carrera del astro holandés. Su carrera se trunca a los 29 años a causa de las lesiones, habiendo sido, junto a Platini, el único jugador en conseguir tres Balones de Oro. Van Basten fue un delantero atípico, el primero en salir del área para participar en el juego de su equipo. Sus goles eran algo más que puros remates, eran goles elaborados, preparados minuciosamente. También cabe destacar su inteligencia, algo fuera de lo común que Marco utilizaba para adelantarse a la jugada. Van Basten era demasiado bueno para jugar en Italia. Los defensores no daban con la formula para pararlo. Estos defensas fueron los que, poco a poco, desgastaron los tobillos de Van Basten, que no sabían frenar de otra manera que no fuera cometiendo faltas. De manera prematura tuvo que poner fín a su carrera el 18 de agosto de 1995, a los 29 años, masacrado por las lesiones.

¡Menudo banquillo, con Buffon, Passarella, Zico y Riva!

-Buffon: El único futbolista en activo que entra en el mejor equipo de la historia. Se lo ha ganado a pulso. Es el mejo portero de la actualidad, y por extensión uno de los mejores de la historia. El cerrojo de la Juventus en los últimos años y de la selección italiana campeona del mundo. Con él en puerta, el equipo tiene el 0-0 asegurado. Portero segurísimo. Inexpugnable por alto, con unos reflejos felinos y muy seguro en las salidas

-Passarella: El gran capitán de Argentina. Es sin duda el mejor defensor de la historia del país sudamericano, y uno e los mejores a nivel mundial. Ciertamente es similar a Beckenbauer, por lo que le apodan el Kaiser también. Bueno en la marca, gran personalidad, facilidad para sacar el balón jugado, enorme capacidad en el salto y potente disparo con la pierna izquierda. Indiscutible para Menotti.

-Facchetti: Era alto, fuerte y elegante. Un gran hombre, dentro y fuera del campo, con una educación exquisita. Su forma de jugar cambió la historia del fútbol: revolucionó la posición de lateral en Europa. Fue el primero en subir la banda, capaz de participar en la creación de juego después de haber robado el balón al rival. Empezó como delantero, Helenio Herrera le convirtió en uno de los mejores defensas de la historia.

-Zico: El Pelé blanco. Líder de la Brasil de Falcao, Sócrates, Junior y compañía. Nunca ganó un Mundial, y en España se quedó a las puertas, perdiendo contra Italia en semifinales. Una pena su escaso éxito internacional, porque hablamos de un prodigio técnico difícilmente igualable. Tenía un gran olfato de gol, pero su especialidad era el último pase, buscando combinaciones imposibles. Otro de sus puntos fuertes eran los tiros libres, siempre imprevisibles. Puro arte brasileño.

-Rivera: Fue el primer italiano en recibir el Balón de Oro, precisamente porque fue el primer italiano que quiso cambiar la historia futbolística del país. El Bambino dorado era un futbolista difirente para la época: elegante, con unas dotes técnicas y una visión de juego impresionantes, a lo que hay que sumarle ese carácter italiano que nunca se pierde, que le daban a su juego ese toque necesario de fuerza y agresivdad.

-Gullit: El centrocampista que todo equipo gustaría tener. Uno de los motores del mejor Milan de la historia y de la selección holandesa. Uno de esos centrocampistas totales. Creaba juego, dotaba al equipo de fuerza y de carisma. Su despliegue físico fue arroyador. Ocupaba una gran parcela de terreno, por lo que también ocupó en muchos partidos la posición de libero.

-Garrincha: Con una pierna más larga que la otra, tuvo muy difícil hacerse un hueco. De hecho nunca llegó a jugar en Europa. Una mezcla de futbol, circo y malabares con el balón. No existen dudas de que es el mejor extremo diestro de la historia del fútbol con un repertorio de regates interminable. Será muy difícil ver a alguién que le pueda hacer sombra.

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-Charlton: Un icono del fútbol ingés y mundial. Consiguió ganar un Mundial, el único en la historia de Inglaterra, y levantar un Manchester United hundido tras la tragedia de Munich, de la que él consiguió salvarse. Un jugador muy elegante al que le gustaba llevar el peso del juego del equipo. estaba dotado de una privilegiada visión de juego y un magnífico disparo. Todo un líder tanto dentro como fuera del terreno de juego.

-Eusebio: De origen mozambiqueño está considerado el mejor futbolista portugués de todos los tiempos. Muy astuto, dotado de gran técnica individual, capaz de hacer paredes, driblar en carrera y de rematar en cualquier posición. Tuvo su mejor oportunidad de ganar un Mundial en Inglaterra '66. Pero se lo llevaron los anfitriones en una polémica final.

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-Riva: En un país como Italia es muy difícil asegurarlo, pero seguramente Luigi Rivera sea el mejor atacante transalpino de la historia. Potente como pocos con su pierna izquierda era un goleador tanque, insuperable de cabeza, pero que sabía moverse por el terreno de juego.