martes, 31 de julio de 2007

Divididos por la guerra, unidos por el fútbol






De la miseria al triunfo. Irak ha vivido hace un par de días un hecho histórico, una jornada que se recordará por siempre: la selección de fútbol ha conquistado su primer triunfo importante la vencer a la favorita Arabia en la Copa Asia que se ha disputado en Indonesia. Un triunfo deportivo que ha servido para rescatar a un pueblo que desde hace años sólo conoce muerte y destrucción.
Ahora parecen lejanos los tiempos en los que los jugadores tenían que jugar bajo las bombas o exiliados en la dictadura de Sadam Hussein: un periodo sucio, feo, lleno de amenazas, humillaciones y torturas a manos del hijo del dictador, por aquél entonces presidente del comité olímpico y de la federación de fútbol iraquí. Ahora, después del triunfo, algunos jugadores han recordado las torturas a las que eran sometidos "por no dejar alto el nombre de Irak": les pinchaban las plantas de los pies, les encerraban y les dejaban en ayuno, lo que ya provocó una investigación de la FIFA en el '98.
Hasta ahora su mejor resultado en la Copa Asia era un 4º puesto conseguido en 1976. El triunfo en Indonesia ensordece un poco el ruido de las bombas que continúan sembrando el pánico cada día en el país árabe. Los leones han ganado, y han enfrentado la fiesta con la muerte, ya que tras eliminar a Corea en semifinales, dos atentados en plena celebración provocaron la muerte de 51 personas y 126 heridos. Por este motivo en la capital se han aumentado las medidas de seguridad y se han prohibido las celebraciones masivas, aunque se ha podido ver a gente con banderas iraquíes celebrando la victoria.
Parte del histórico triunfo de los iraquíes es debido a Jorvan Vieira, un trotamundos brasileño que, como publica estos días la prensa americana, " un hombre de fútbol ha conseguido lo que ni siquiera Bush no ha podido hacer: unir Irak". Vieira ha sabido cerrar heridas y divisiones entre sus jugadores, hasta las religiosas entre suníes y chiítas. Los jugadores llevaban dentro mucho dolor por lo que les ha pasado en los últimos tiempos con familiares y amigos que han desaparecido. El técnico, antes que de entrenador, ha tenido que ejercer de psicólogo, padre y amigo. Irak se encuentra en una situación de 'todos contra todos', pero en la selección han aprendido que no están en guerra. Como dice Vieira, "ahora están unidos, se abrazan, se dan la mano y no se consideran enemigos aunque profesen religiones diferentes".

9 comentarios:

Jordi dijo...

El valor que tienen estos jugadores es increible, poder jugar al fútbol mientras sus casas pueden estar destruyendose y su familia en peligro.

Que grande es el fútbol!

Un saludo, magnífico.

Marco dijo...

Me alegro por toda aquella gente de Oriente. Lo unico que espero es que esto no tenga relacion alguna con el intervencionismo estadounidense.

Saludos.

Cristian Pulina dijo...

Bonito post.No me gusta meterme en estos terrenos que son o se acercan a la política y solo desear que ese acercamiento no se quede en lo futbolistico,aunque se que no va a ser así.

Moisés García dijo...

Me ha gustado mucho.

Este es un buen ejemplo de lo que puede llegar a hacer la apsión del fútbol.

Por cierto, vuelve La Pizarra de Capello!

Un saludo, amigo!

Andrés Romero dijo...

Sí señor, cojones por un tubo tienen éstos. Eso es astraerse.

Buen post.


Un abrazo

Kerlon dijo...

Este deberia ser el sentido del futbol. Gran post. Lo de la cabecera tio en cuanto venga mi amigo de vacaciones (el martes que viene) se lo comento y me dices como la quieres.
Saludos crack

Ángel Velasco dijo...

Vuelvo a escribir en La Linterna de Velasco.

Un saludo

Anónimo dijo...

Enorme mérito. Irak ganó la Copa Asia sin ser la favorita y con su país en plena guerra y desastre tras desastre. Los jugadores irakíes llevaron la alegría a sus compatriotas por unas horas, al menos.

Anónimo dijo...

Me gustó mucho este post, y aun mas lo de Irak. Pudieron tener una pequeña alegria entre tanta guerra.
Muy buena página!!
Saludos

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Christian Castellanos Lijó, administrador de Curva Bianconera.