Segundas partes nunca fueron buenas
Al empezar la segunda parte del partido contra el Chelsea me vinieron a la cabeza todas esas conversaciones de lunes por la mañana, esas donde siempre se comenta que se ganó pero que en la segunda parte nada, desde hace ya algunos meses. Contra el equipo de Mourinho quedó demostrado que el Valencia es un verdadero desastre tras el descanso; lo hace más o menos bien durante la primera parte de los partidos y tremendamente mal en los segundos cuarenta y cinco minutos. Tanto es así que este equipo no ha sido capaz de remontar un marcador adverso en toda la temporada. Simplemente, tras el descanso se hunde y cede todo el terreno al contrario.
Por lo visto este Valencia está aquejado de dos 'enfermedades'. Una por exceso y otra por defecto; exceso de lesiones y falta de energía alarmantes. Y es que tan alarmante es la falta de fondo como la terrible plaga de lesiones que se ha cdebado con esta plantilla del Valencia, posiblemente la mejor de la Liga, pero siempre y cuando esten todos los hombres sobre el césped y no en la enfermería.
Es difícil decir cual de estos males acusa más el equipo de Mestalla. No hay que ser el doctor House para ver los síntomas. La primera hace que el equipo vaya muy de más a menos en el transcurso de los partidos. Y la segunda, la 'lesionitis aguda', te obliga a parchear el equipo jornada tras jornada y tiene el triste poder de de dejar al mismísimo Quique al borde de otra enfermedad, la depresión (o la destitución).
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