MALOS TIEMPOS PARA LA LÍRICA,
PEORES PARA EL FÚTBOL VASCO
Athletic y Real, en otros tiempos en la disputa de causas nobles, se han covertido en asiduos a los puestos de descenso. Ahí se han instalado transcurrida la primera mitad del campeonato, hecho este inédito hasta la fecha en la liga y que refleja el momento tan delicado que atraviesan ambos clubes. Los bilbainos, que siempre han estado en primera, apelan a su historia y a San Mamés. Por su parte los donostiarras, que llevan más de cuarenta años ininterrumpidamente en la máxima categoría, tienen tanta o peor pinta que sus vecinos del Botxo, aunque podrian contar con la ventaja (siempre que sepan aprovecharla) de reforzarse en el mercado de invierno. Al igual que en la Real el banquillo rojiblaco ha tenido cuatro inquilinos en los dos últimos años; Mendilibar, Clemente, Sarriugarte y Mané, por Amorrortu, Arconada, Bakero y Lotina, en el de Anoeta. Si algo han perdido los clubes vascos es la identidad ¿Dónde están esos equipos fuertes, que no dejaban jugar al contrario, que lo ahogaban con su presión? ¿Qué queda de aquel inexpugnable Atotxa o de la "mágica" Catedral? Ni que decir tiene que el dramático descenso de la Real se vería alegrado con la compañía del Athletic. No es eso de mal de muchos, consuelo de tontos, ni por el complejo de inferioridad; es que si baja la Real, el Athletic pescaria todo lo que pudiera en Zubieta, con lo que la Real no sólo hubiera descendido sino puesto en peligro su existencia. Que Dios les (y nos) coja confesados.
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